Vamos a mirar atrás, pero no muy atrás: la tecnología ha ido impensablemente rápida. Apenas tres décadas hacia el pasado. En un estudio de París una modelo hace bailar su minifalda de skay blanco y negro frente a un fondo azul celeste. Una Hasselblad aguarda en su trípode mientras el fotógrafo no para de tirar. Usa su Polaroid. Necesita adelantarse al resultado. No puede fallar, no hay margen para errores.
Desde que en 1928 Edwin H. Land desarrolló el primer filtro polarizador para satisfacer la impaciente curiosidad de su hija, las imágenes polaroid, con su mágica inmediatez, vivieron años de merecido uso, de hermoso éxito. El medio era, es, el mensaje. La magia no sólo se debía a la rapidez, era el marquito blanco, era el formato, era el color, era el encanto.
Las imágenes polaroid tienen un hechizo natural. Guardan el arte en su interior. El aroma del momento. El tiempo y el aire. La belleza que es la vida en un saquito de químicos pegado en el papel.
Jean Marc Manson creció como fotógrafo en ese entonces. De madre francesa y padre escocés; ciudadano de México, Lisboa, Madrid, Londres, San Francisco y París; graduado en arquitectura; iniciado en la imagen como asistente de Oukaleele, Dominique Issermann y Peter Lindbergh. Fotógrafo de moda desde 1993, publica regularmente en Marie Claire, Elle, W, Glamour, Vogue, Vanity Fair, Telva… En su trabajo personal se mueve entre el retrato de calle y el paisaje.
Nuestra exposición, POLAROIDS, son fragmentos de su autobiografía gráfica, un reflejo de su espíritu inquieto a lo largo de veintiséis años de carrera profesional. Instantáneas que capturan momentos de su vida y revelan su mirada. En esta serie Jean Marc realiza una revisión artística y contemporánea a su trabajo del pasado. Una segunda oportunidad para apreciar las colecciones de polaroids que habían sido guardadas y archivadas. En ellas se reencuentra con su historia, la reinterpreta para todos nosotros, ofreciendo una visión íntima de su creatividad.
“Las polaroids son clave para la preparación de un shooting, para comprobar la iluminación, la composición, para buscar localizaciones y en la construcción del decorado. Pero tienen también un poder mágico. Nos descubren rincones escondidos. Nos hacen replantearnos las ideas previas y muchas veces tienen más profundidad y poesía que las fotos tomadas después. En mi trabajo hay un debate entre la realidad y la magia. Composiciones basadas en imágenes conceptuales, en la repetición, en la de-construcción y en la arquitectura. Me interesa reflejar en el retrato todas las dimensiones del yo, la fragilidad, la fuerza, la belleza, la tristeza, la nostalgia. Busco la poesía en la fuerza del color y el contraste que hace que cada Polaroid sea única.”
Las 40 fotografías que constituyen la muestra son todas originales, objetos de colección. Las hay de una sola pieza y mosaicos de imágenes múltiples, composiciones de un elevado nivel artístico, en las que aflora la increíble sensibilidad y talento del artista.
En la muestra se incluyen también objetos, desde la cámara Polaroid como instrumento causal, a cuadernos de viaje del autor por las calles de la gran ciudad que le ha acogido. Se presentará también un libro del mismo título que la exposición, diseñado por Atentamente Studio, como una extensión de la colección. También durante el tiempo que dure la exposicion, los asistentes tendrán oportunidad de ser retratados por el artista en ese histórico formato.
Jean Marc Manson pertenece a esa rara especie de capturadores de imágenes que han retratado nuestro tiempo, que lo han contado para los que nos sucedan. Exponerle es mucho más que un orgullo, es una emoción.