Desde su primera exposición individual en 2015, Luis San Sebastián (Salamanca, 1987), ha desarrollado un trabajo que explora las relaciones entre la música, el arte, las subculturas juveniles y los movimientos sociales. Su obra, reconocida y premiada en una veintena de certámenes, refleja su interés por tendencias como el political minimalism, el neo-geo, lo gótico en el arte contemporáneo, y prácticas como el arte conceptual, la pintura, la instalación, el video arte, el arte sonoro y el art-rock.
Si la pintura murió a finales del siglo XX, como afirmaron pensadores de esa época, la luctuosa defunción se certificó en un cuadro de Malevich o en los monocromos de Reinhardt. Tan radicales asertos se fundamentaron, entre otras, en las ideas de Clement Greenberg, influyente crítico para quien el arte pictórico había tocado fondo, si bien, la variedad de artistas que suscribieron simultáneamente y en diferentes contextos los fundamentos y estilemas del arte conceptual hace difícil atribuirlo a un único teórico.
Así, el final de lo pictórico acompañó al espíritu de fin de ciclo del siglo anterior, con historiadores y filósofos como Francis Fukuyama, Arthur C. Danto, o Donald Kuspit, los cuales también reflexionaron sobre el acabose de la historia y del arte.
“La mayoría teme a la libertad total, a la nada, a la vida. Intentas controlarlo todo, pero la naturaleza está fuera de control. No importa cómo te expreses (palabras, imagen, guitarra eléctrica), lo que importa es que tienes algo que expresar.”
En la década de 1980 la obra de Steven Parrino respondió a esa sentencia de su propio cuño. Atacó sus lienzos perforándolos, los desprendió de sus bastidores y los volvió a montar creando superficies irregulares, dobladas, como las ondas de ruido blanco producidas por la distorsión de un amplificador de guitarra, y denominó aquellas piezas como “misshaped paintings”. A menudo sus cuadros recuerdan los de Lucio Fontana, conocido por sus lienzos acuchillados, a la obra pop de Andy Warhol, al minimalismo y la crítica de Donald Judd a la forma plana y rectangular de la pintura, pero también se relacionó su práctica de contorsionar el lienzo con los pliegues del barroco.
La inspiración de Parrino tanto del punk como de la historia del arte influenció en una nueva generación de “bastard creatures”, artistas como Banks Violette o Gardar Eide Einarson impulsados por un interés común por las subculturas, los márgenes sociales, los individuos que cuestionan lo establecido y las estructuras de poder.
En ese universo se inscribe la obra de Luis San Sebastián, Los trabajos mostrados en esta exposición son continuadores de aquella concepción, explorando un feedback que trató de renovar los discursos pictóricos y las praxis artísticas de manera multidisciplinar y la libertad de un nuevo comienzo.
Conforme a ese ideario, en su propuesta, resultado de una profunda investigación, deberían prevalecer los conceptos y las ideas sobre la ejecución plástica, pero, en su caso, la magia surge precisamente en su personal manera de hacer, en el poder que sus manos confieren a la fisicidad, a la forma y a la materia.
Su obra forma parte de Colección DA2, Centro de Arte Contemporáneo DA2, Salamanca; Colección Alterarte, Universidad de Vigo y Colección Centro de Iniciativas Culturales, Universidad de Sevilla.
Un regalo para coleccionistas y amantes del buen arte.