Nacido en Madrid, en 1952, licenciado en Bellas Artes, especialmente dotado para la creación, tanto musical como plástica, se inició pictóricamente en el campo de la ilustración, trabajando en revistas (Playboy) y editoriales (Planeta), en Barcelona, años 78 y 79. Precisando un mundo más profesionalizado, marchó a Inglaterra, Londres, donde se alojó en una casita que había habitado la pintora Dorothy Bart. Allí cosechó un gran éxito, sus trabajos alcanzaron elevadas cotizaciones y llegó a ser incluido en la influyente revista Illustration European como uno de los grandes de Europa. Debido a su carencia de permiso de trabajo (España aún no estaba en la Comunidad Europea), en 1981 regresó a Madrid donde continuó ilustrando para empresas de Inglaterra y Suecia a la par que para otras españolas como la revista Blanco y Negro y discográficas, como Pulidor, firma para la que creó más de 60 portadas. Debido a su carácter introvertido, muy influido por la cultura hippie, decidió alejarse y aceptó un trabajo de dos años como profesor de arte para el Cabildo Insular de las Palmas, una etapa maravillosa y tranquila, en la que comienza a pintar. A su regreso a Madrid retoma esa actividad y se dedica exclusivamente a ella, viviendo de las ventas directas en su estudio y manteniéndose alejado de las galerías y de la comunidad del arte.
Las cosas tienen que quedar en la memoria para emocionarnos. Te emocionan de entrada, pero luego tienes ese regusto de la memoria, en la memoria reptiliana. Y eso está en el gesto que no es plano, en lo que cuenta algo. Un camino, una casa, lo puedes llevar hasta una síntesis, que prácticamente no haya nada. Pero para mí eso es un paisaje, y además es radicalmente un paisaje, es un paisaje habitable que se realiza para el mundo interior, que es para el que trabajamos.
Normalmente la imagen sobre la que se va a construir el cuadro llega a través de un pequeño dibujo. Dibujar es una práctica continua y esencial. Esa semilla, que se desvela en un instante, es la raíz del cuadro, que hay que aprender a pintarlo mientras se pinta, porque no existía antes. Va surgiendo en un proceso en el que hay transformaciones y necesarios ajustes de forma y color.
El tono es un perfume que requiere exactitud en su mezcla .El buen uso del espacio, ayuda a que mirar sea ver.
Todos los cuadros pasan por buenos y prometedores momentos y por otros momentos de dudas. Poco a poco va apareciendo y se va cerrando sobre sí mismo hasta que alcanza su propia vida.